martes, 7 de diciembre de 2010

Jim Carrey y WikiLeaks: desenmascarar no es decir la Verdad.

"La trama se complica con nuestro héroe favorito, nuestro "Capitán Neo" particular, Julian Assange, se enfrenta una vez más al peligro"
COUNTERPUNCH

Un niño pide como deseo de cumpleaños que su padre, abogado, no pueda seguir mintiendo. O un tipo con pasado (¿y presente?) hacker, consigue filtrar documentos clasificados: El efecto es el mismo.



Descojone general, presidido por el tipo al final de la mesa. Que si Putin es noséqué, que si Zapatitos nosécuantos, que si para caerle bien al rey, que si Berluconi se lo tiene muy creído... Esto es lo que los medios oficiales nos han reseñado, prensa rosa mezclada con torturas, implicación en asesinato de periodistas... Barullo para que sigamos con nuestra vida, "eso es lo que necesita nuestra firma, un poco de irreverencia".

La marejadilla que ocasiona WikiLeaks volverá a la calma, e, incluso, vendrá a legitimar el sistema (tal y como ha sido construida por los medios oficiales) porque se mantiene bajo el esquema ideológico que sostiene el sistema:



El fundamento ideológico de películas como esta ("Todos los hombres del presidente", 1976), basada en el libro de Bob Woodward y Carl Bernstein sobre la investigación del caso Watergate, que llevó a la dimisión del presidente Nixon: todos sabemos que los de arriba son malos y corruptos, pero bajo la creencia de una oposición Sociedad Civil / Estado, lo importante no es que sean malos, sino que son nuestro "mal necesario" que podemos controlar, más o menos, a través de las herramientas de la propia sociedad civil: nuestros heroicos periodistas, o algún funcionario honesto, se lo hará pagar. Mantener esta fantasía (escondiendo que es el Estado el que configura su Sociedad Civil) legitima el orden vigente.

No voy a negar lo evidente: algunos tipos muy poderosos pueden llegar a enfadarse mucho con Assange. A lo sumo, es posible que incluso ayude a un cambio de partido político en el poder, o a sostener a otro que haya perdido credibilidad frente a los que le precedieron (¿Obama?), puede que una facción en el poder sea suplantada por otra por el "desenmascaramiento", por la filtración, pero eso dista mucho de decir la Verdad.

No hay nada que desenmascarar, y menos con esta misma entrada al blog: es el propio Assange el que define WikiLeaks como una forma de hacer "un capitalismo un poco más democrático". Es decir, idolatramos a un pavo estilo Neo contra Matrix, que, al final, es, hasta en el Ideal, posmodernamente tímido y acomplejado. Hasta el punto que permite al extraordinariamente revolucionario periódico Expansion decir:

"Assange ya es un héroe como Robin Hood porque ha doblegado al Imperio. Y muchos, en nuestro fuero interno, nos alegramos de que David venza a Goliat, porque nos permite reconciliarnos con la humanidad y pensar que el mundo todavía tiene remedio."

Pero no olvidemos una cosa, si hay un héroe, es porque hay una tragedia. Es un genio, informático, matemático, rarete de pelo blanco estilo cómic... Es un héroe perseguido (extraño caso de violación, o abuso, o que no la llamó después de hacerlo sin condón... no está muy claro, además, parece que una de ellas está relacionada con la CIA...), y todos podemos simpatizar por su causa, ausente de ideal radical ("un poco más democrático", ni siquiera él mismo cree en un capitalismo realmente democrático), y, por supuesto, una gran renuncia: tiene que vivir escondido, tiene que entregarse,... Un pensamiento doble nos alimenta (fast food) el corazón: menos mal que hay tíos así, y, sobre todo, menos mal que yo no soy así.

Ufffff, me salvé. La delegación política y el alivio se suceden en nuestras cabecitas en la catarsis instructiva de los medios de comunicación. Esa es la moraleja del caso Assange.

Al fin y al cabo, lo que debemos preguntarnos, en realidad, no es por quién filtra, sino por quién lee la filtración. El gran problema de todo esto no es si WikiLeaks cambiará el mundo, sino qué haremos nosotros, los trabajadores, con lo que WikiLeaks aporta. Es decir, mientras seamos tipejos sujetados al mando de nuestra televisión a la hora de cenar, o a nuestro ratón cliqueando en rebelión.org, o rebuscando en Diagonal, individualmente conectados a la confusión, simplemente seguiremos el espectáculo moralizante, como público que van siendo instruido. Lo que pone sobre la mesa el caso WikiLeaks no es la necesidad de desenmascarar, sino la de apropiarse colectivamente de la realidad, ese sí sería un proceso de Verdad.

Mientras nuestras prácticas vitales se mantengan bajo la reflexión individual, (es decir, mientras no cuestionemos la Sociedad Civil que como parte del Estado), dará igual quien tenga más información o menos, quién puede hacer un blog más erudito o más divulgativo. Porque, de hecho, la oposición Sociedad Civil / Estado no es una falsa creencia, es una concepción que proviene de una práctica como tal, fundamentada en nuestra delegación ¿Cuántas veces apelamos a la falta de conciencia de la gente desde nuestra atalaya de lectores de información "alternativa"? Ese es un viejo pero falso problema, porque nunca fue problema de conciencia, o asumamos que la conciencia siempre ha de ser operativa, es decir, un cambio de conciencia es un cambio de práctica. Y no cualquier práctica, si no que, frente a los medios de comunicación cuya práctica es la individualización por la representación de la realidad, nuestra práctica tiene que ser la de la asociación para apropiarnos la realidad.

Pan y trabajo - Asociación o muerte, lema de la Huelga General en España en 1855. La lucha sigue siendo la misma.

Y como existe el extraño rumor, totalmente inconsistente, de que este blog margina a Dustin Hoffman, aquí va una mejor que "Los hombres del presidente":


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